María del Pilar Vásquez
Hay gente que se empeña en inventar peleas donde no las hay, pero esta vez el claro aviso de un nocaut sumamente peligroso para Álvaro Uribe Vélez fue ante el combate que Iván Cepeda habría predestinado tiempo atrás con el fin de demostrar los nexos del mandatario de Colombia con nexos con el narcotráfico.
Desde el campanazo inicial ambos políticos salieron en busca del triunfo. Por un lado un peso pesado de las redes sociales Álvaro Uribe Velez, motivado por los gritos desaforados de su grupo parlamentario del Centro Democrático y por otro lado la trifulca ardía ante Iván Cepeda, senador de Polo Democrático y rival que empezó precavido tirando algunas combinaciones desde su guardia izquierda ante los medios de comunicación que mostraban al mundo una pelea digna de admirar y de retratar.
El debate inicio con la llegada de los congresistas del Centro Democrático, que hicieron la avanzada antes de que el exmandatario se presentara y fuese arrasado por una mujer que solo deseaba entregarle una medallita de la Virgen María con el fin de protegerlo en el duro round que se venía venir, pero la sangre del paisa hervía de tal manera que solo buscaba la salida a una batalla de la que pensaba saldría triunfador y de la que en realidad salió perseguido como si de un culebrero se tratase, buscando refugio en la Corte Suprema de Justicia que por cierto necesitara de turnos para la asignación de citas por la infinidad de demandas impuestas por los funcionarios.
Los gritos de las bancadas no infundían un miedo obsoleto, por el contrario fue apaciguado por las los audios impuestos por Iván Cepeda ante el congreso que relacionaba directamente a Uribe con los paramilitares y otras cuantas pruebas en las que relacionaba a la familia del ex mandatario con las mismas organizaciones, y aunque el gran devastador no se encontraba allí.
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